TORNEO

sintético-simbiótico

En un laboratorio silencioso, un ordenador despliega la secuencia genética de una medusa; cientos de millones de pares de adenina, timina, guanina y citosina combinados de forma única. Frente a la pantalla, alguien ajusta la iluminación de la cámara estéril y guía una pipeta milimétrica hacia un frasco con bacterias. En un movimiento, extrae la cantidad exacta de enzima de corte, que en cuestión de segundos separa un fragmento específico del ADN de la medusa. Este fragmento contiene la instrucción que hará brillar a las bacterias, una proteína fluorescente que, en las profundidades del océano, da a la medusa su destello. Tras una transformación genética, el ADN es introducido en las acterias, y comienza a integrarse en sus genomas. Convertidas en organismos híbridos, las bacterias adoptarán el brillo etéreo de la medusa.

Una vez que ATGAGTAAAGGAGAAGAACTTTTCACATGGTGAGCAAGGGCGAGGAGCTGTTCACCGGGGTGGTGCCCATCCTGGTCGAGCTGGACGGCGACGTAAACGGCCACAAGTTCAGCGTGAG (…) es introducido, este grupo de E.Coli está listo para el torneo sintético-simbiótico. La incorporación de la proteína avGFP, conforma a estas bacterias como una comunidad que expresa el color verde, mientras que otro grupo incorporará la proteína fluorescente de un coral que expresa el color rojo, y un tercer grupo, una proteína que expresa el color naranja. Gracias a este efecto de la síntesis biológica, será posible identificar tres equipos durante el torneo.

El torneo, concebido por Paula Nishijima en colaboración con el laboratorio de Biología Sintética y Control de Biosistemas de la UPV, se inspira en un experimento clásico de la teoría de juegos que ilustra la tensión entre el interés común y el interés individual.

Exposición

EXPOSICIÓN

DOCUMENTAL

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